20 de julio de 2012

La evolución de las costumbres


Soy una persona de costumbres. Antes creía que no, que todo lo hacía por azar, hasta que noté cómo había cosas que se quedaban arraigadas en mi rutina y en mis gustos durante años, como tomar el café negro, dormir en la misma pose todas las noches, usar los mismos anillos todos los días, vestirme en el mismo orden por las mañanas y hasta la rutina que sigo antes de encender el coche.
Puede que por lo mismo me sea tan difícil digerir los cambios, salir de la comodidad y enfrentarme a los retos sin miedo y de frente. Lo que no sabía y ahora lo descubro es que las costumbres, como las personas, evolucionan y se adaptan a las circunstancias, por eso ahora disfruto pasar por mi café a un lugar nuevo en lugar de extrañar la cafetería a la que acostumbraba ir y redescubro las mañanas y lo productivas que pueden ser.
Al final resulta muy emocionante armar una nueva rutina y empezar de cero todos los días, para que, junto con las costumbres, uno evolucione.

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