13 de enero de 2010

Mis sueños catastróficos

En esta vida sólo hay dos cosas que me dan mucho, muchísimo miedo: los desastres naturales y los accidentes; los terremotos, inundaciones, accidentes en automóvil o accidentes en avión. No sé desde cuando, pero recuerdo que de pequeña mis papás me despertaban porque decían que estaba llorando dormida; en ese entonces obviamente no sabía el motivo, pero ahora lo sé: mis sueños suelen ser terribles.

No todos los días me acuerdo de lo que sueño o a lo mejor ni siquiera sueño, pero cuando lo hago suelen ser cosas que me hacen estremecer nada más recordarlas. La mayor parte de las veces, mis sueños parecen películas, por ejemplo, he pateado zombis, he sido una maestra defensora de alumnos mutantes y hasta he visto y hablado con personas con las que ya no tengo contacto. Puede que estos sueños sean muy comunes y está bien, no me asustan ni nada, pero cuando me toca soñar con terremotos, incendios, aviones que se caen, etcétera, es cuando realmente no me dan ganas de volverme a dormir nunca.

Una vez soñé que toda mi familia y yo estabamos jugando tenis en un lugar que no conocía y entonces temblaba. Yo tenía que atravesar toda la ciudad destruida en un microbús horrible porque mi pobre perro Bruno estaba en el departamento de mis papás. Cuando llegaba, el edificio no estaba, pero Bruno corría a saludarme sano y salvo.

En otra ocasión soñé que estaba con mi hermana, una amiga y un primo en el Zócalo, y de repente, veíamos cómo un avión intentaba aterrizar en la plancha pero terminaba adentro del edificio del Gobierno del Distrito Federal. Aún así, lo realmente terrible comenzó cuando detrás de ese avión comenzaban a caer muchos más, como moscas aplastadas. Mi primo y mi amiga desaparecían de la escena, pero mi hermana y yo lográbamos llegar a la casa de mis papás, que está en un quinto piso, sólo para ver a los aviones caer.

No sé de dónde viene esta tendencia a las pesadillas, mi mamá me ha platicado sus sueños y sólo tiene uno repetitivo: que se avienta de la ventana y se da cuenta de que puede volar. En fin, es precisamente por estos sueños que ahora me dan pánico los temblores y hasta los aviones (aunque sé que hay más probabilidades de morir por cualquier otra causa).

Tal vez se pregunten por qué sale esto a colación y es que el sismo de 7.0 grados en la escala de Richter en Haití provocó que en mi mente estén presentes las escenas de mis sueños. No me imagino lo que es vivir algo así y cruzo los dedos con la esperanza de que nunca me toque hacerlo, en serio espero que mis pesadillas se queden en mi mente para siempre.

BTW, los que puedan donen algo.

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