18 de noviembre de 2009

She's leaving home, bye bye

Pues bien, lo hice.

Me mudé.

Fue un suceso que resultó ser al mismo tiempo más fácil y más dificil de lo que pensaba. Pasó rapidísimo, hace 15 días vivía en casa de mis papás con todos mis hermanos y mi perro y hoy ya no.

Tengo que reconocer que lloré y lloré mucho. Primero, con mi hermana, cuando ella me dijo que no quería que me fuera, luego, antes de subir a hacer la primera recolección de mis cosas y minutos después, cuando a mi mamá le dio sentimiento. A eso le siguió algunos instantes de llanto en mi departamento, mientras pensaba en que este año todo cambió, en que el día de mi cumpleaños mi familia no entrará en mi cuarto a hacerme bolita y despertarme con las mañanitas, que yo no haré lo mismo en el cumpleaños de mis hermanos y el de mi mamá (la verdad es que en el de ninguno). Que ya no tengo que pararme temprano a hacerle de desayunar a mi hermana y no llegaré por las noches a platicar con mis hermanos. Además, en Navidad no viviré el estrés de preparar la cena ni los pleitos previos a ella...snif...extraño a mi familia.

Pero a la vez es padre, la idea de mi espacio, mi libertad y mi tiempo.

Si hay algo que tengo que reconocer es que no es como me lo imaginaba, pero vale la pena la mayor parte del tiempo. Mientras tanto aquí estoy, en mi sala vacía, pensando en lo rico que es estar aquí y en que tengo que aprender a estar aquí. No quiero volver a sentir que en realidad no tengo un lugar mío.

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