4 de marzo de 2012

De costumbres y extrañamientos


Es gracioso que uno se pueda acostumbrar a ver la misma imagen todos los días. La computadora, el escritorio, el teléfono cuyo timbre sonaba como un chillido, la vista desde un primer piso en una avenida llena de árboles y los compañeros de banca. 4 años se dicen pocos pero son muchos. Quién hubiera imaginado que pasarían tantas cosas, buenas y malas, que aprendería tanto, personal y profesionalmente, y que el día que me fuera sería en paz y con cosas que agradecer.
Aún recuerdo la desesperación que me llenaba hace dos años, los corajes que hice y las lágrimas que me sacaron. También recuerdo lo que aprendí, como que sólo es un trabajo, que gente mala y loca hay en todas partes, que por cada persona negativa hay una positiva en quien podemos confiar, y que todo pasa por una razón.
Agradezco a la vida por haberme puesto enfrente a personas que pudieron darme palabras de aliento, que sabían por lo que estaba pasando y me compartieron sus propios aprendizajes, que me escucharon cuando necesité desahogarme y que me acompañaron en el proceso. He pensado en las cosas que voy a extrañar, pero nada me emociona más que lo que está por empezar, así que... arriba y adelante.

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