23 de septiembre de 2011

Mateo

Así se llama mi segundo perro. El porqué es simple: si Sebastián tiene nombre de persona, el segundo también debe tenerlo. Y ya. ¿Por qué decidimos tener dos? Porque cuando Sebastián miraba por la ventana a perros paseando, lloraba esperando que lo oyeran, y cuando salíamos a pasear, le teníamos que rogar a otros dueños que los dejaran jugar. Es el perro más sociable que conocemos y tener a un amigo/hermano con quien estar lo hace muy feliz. Al principio estábamos nerviosos y dudamos más de una vez si debíamos o no aceptar al schnauzer bebé al que no le encontraban familia porque estaba muy pequeño. "Es el único de la camada que no puede salir de la caja donde duerme", nos dijeron, y supimos que era para nosotros.
A los pocos días llegó a la casa, en la que los dos se hacen compañía, se cambian las croquetas, y cada día se quieren y entienden un poco más. El veterinario dice que tiene un soplo en el corazón y que probablemente no viva más de 10 años, nosotros decimos que es tiempo suficiente y que lo va a pasar de maravilla; además, le creemos a medias porque no supo decirnos qué podíamos hacer para cuidarle. Así que Mateo nunca será un perro enfermo (aunque resulte cierto lo del soplo) y estamos seguros de que no pudo llegar a una casa donde lo fueran a querer más.
 

 

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