22 de junio de 2011

Aprendizaje

En los últimos cinco meses he reconocido (que no aprehendido) tres grandes lecciones, la primera es que lo más difícil de esta vida es chocar contigo mismo y tu forma de ser, la segunda es que el tiempo pasa muy rápido cuando estás ocupado, y la tercera es que no puedes estar en dos lugares al mismo tiempo. Me descubrí muchos vicios, faltas y lugares de confort en los que no sé cuándo caí; deshacerme de ellos ha sido mi reto y aunque diario me encuentro con otra cosa que quiero cambiar, creo que he logrado un gran avance. Algunas manías las he tenido que corregir de buena manera, pero en su mayor parte me he enfrentado con la realidad de mala manera, y es que al final así es como se aprende.

Ayer comprobé la creencia de que a veces hay cosas más importantes que el trabajo, por ejemplo, aventar todo y correr para ver a la familia cuando algo está mal. En el momento pensaba en mis dos oficinas y en todos mis pendientes, luego, me di cuenta de que si no lo hubiera hecho no me hubiera perdonado.

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