26 de abril de 2011

Si la duela hablara


Cuando era niña quería ser bailarina, y bailaba, pero mi mamá me dijo que ella prefería que fuera mujer antes que bailarina y primero no lo entendí, luego sí y lo acepté. Así que el ballet, la danza, sale y entra de mi vida a periodos relativamente regulares. Cuando lo necesito, cuando lo siento, cuando me llama. No es sólo hacer ejercicio, es saber que en ese salón no hay un límite, que siempre se puede dar y hacer más, siempre hay un nuevo reto, un nuevo brinco o un nuevo giro. El maestro alguna vez me dijo que decía más de mí cuando bailaba que cuando hablaba, y tal vez sea verdad. En la barra sólo somos mi cuerpo y yo, empujando en todas direcciones cada vez más.

2 comentarios:

  1. Parafraseando a KT Tunstall...a veces hay que dejar al corazón (o a los pies) hablar por si solos.

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  2. Me encanta lo que te dijo tu mamá. No comento mucho, pero te leo, siempre te leo.

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Se aceptan críticas constructivas.

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