Cuando era niña, mis papás solían preguntarme con frecuencia qué era lo que soñaba. Decían que lloraba y me quejaba en sueños, pero yo nunca recordé qué era lo que pasaba por mi subconsciente.
En los últimos años, las las pesadillas han continuado, lo malo es que ahora sí recuerdo qué es lo que sucede. Van desde desastres naturales, accidentes aéreos y dramas familiares y personales, hasta películas de acción, zombies o extraterrestres (já). Creo que mis sueños sí suelen estar influenciados por la televisión y las noticias.
Pero ahí no termina todo, porque el otro día crucé una barrera a la que no había llegado. Mi sueño era una película de suspenso, basado en programas como Criminal Minds y 88 minutos, la película de Al Pacino que vi antes de dormirme. En él, yo era un hombre (?) mudo y alguien entraba a mi departamento a intentar asesinarme. Todo sucedía como en cualquier historia por el estilo, hasta que yo terminaba intentando abrir la puerta para pedir ayuda. Y lo lograba, pero una vez que estaba afuera empezaba a gritar o eso intentaba, porque era mudo y emitía un grito con la boca cerrada. De pronto... la cabeza de Sebastián se posó en mi pierna y la mano de JM en mi hombro. Estaba gritando en la realidad. Abrí los ojos y al ver los rostros de incertidumbre de los dos supe lo que había pasado, pero el sueño fue tan real que yo tenía taquicardia y respiraba aceleradamente.
Moraleja: no ver películas con esas temáticas antes de dormir.
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