Mis hermanos se van hoy de vacaciones con mi mamá y yo no. Es la primera vez que todos salen sin mí (normalmente era yo la que se iba sin ellos) y me da un poquito de tristeza. Ya es innegable que los años han pasado y nos han cambiado. Es cierto, ya no vivo con ellos, ya no los veo (ni para pelearnos) todos los días y ya no vemos la tele juntos todos los fines de semana. A veces los extraño y mucho.
Somos cinco, creo que ya lo había escrito. Yo, la mayor, Efraín (E.) mi hermano historiador, Amaury (A.) el del carisma, David (D.) el más tierno y Lucía (L.) mi muñeca, la más consentida y la más madura e inteligente de todos.
La verdad es que cuando vivía con ellos ni los veía, debido a que todos teníamos múltiples actividades, y cuando coincidíamos podían pasar dos cosas: pelearnos todo el tiempo o realmente divertirnos. Al final, resulta que tener una infancia en común es algo que nos va a atar de por vida y que nos ha dado muchas cosas (bromas, situaciones y pleitos) que sólo nosotros entendemos. Seguramente también se debe un poco a que por ser la mayor me siento la mamá de los pollitos. Snif. :'(
En fin, también se van a recorrer la Ciudad de la furia. Por lo visto está en mis genes eso de emigrar en el verano a un lugar en el que sea invierno. Esperaré muchas fotos, mis tenis Topper que ya les encargué y las historias que tendremos en común de BsAs.
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