19 de agosto de 2009

Mi coraje del día

Hoy quise hacer todo bien. Me levanté antes de las siete. Planché mi ropa, me bañé, desayuné y hasta me mediopeiné. Tomé taxi al Metrobús, porque según yo así sería más rápido, pero...craso error. Llegué al Metrobús y lo que vi fue una imagen nada esperanzadora: en el andén había dos filas de personas tratando de subirse a los camiones. Los minutos pasaron y cada autobús articulado que llegaba estaba más repleto.

Total, me dieron las 9:30 de la mañana y no podía subirme a ningún camión. Justo cuando logré subirme a uno mi teléfono empezó a sonar...como era de esperarse era mi jefe. No le contesté, pues esperaba llegar rápido y fue así como una serie de llamadas insistentes entraron en mi celular: mi jefe, la revista, mi jefe, la revista...

¡¡¡Fueron como 20 llamadas!!! Todas para preguntarme si ya había llegado, lo peor es que continuaron hasta que ya estaba dentro del evento. Me choca. Normalmente me valen gorro este tipo de eventos y así me salen bien, mientras que el día que me esfuerzo por quedar bien, llegar a tiempo y no tener broncas...el mundo me pone piedritas.

¡Ash! Regresaré a mi forma cotidiana de enfrentar la chamba. Bueno, no. A partir de mañana, esta editora se levanta antes de las siete, porque sólo así logrará llegar antes que su jefe.

1 comentario:

  1. Me parece muy buena tu voluntad, si logras hacerlo, avísame! Serás mi ejemplo a seguir jojojo.

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