28 de septiembre de 2010

Mi otro yo

Ayer me di cuenta de algo muy importante para mí: puedo ser otra persona. No me refiero a cambiar mi centro, aquello que me hace quien soy, lo digo haciendo referencia a que la persona que ha estado hablando por mí en los últimos meses no es precisamente mi mejor versión.
Por extraño que suene, ayer me convertí en otra, la que era antes, alguien más alegre, más sonriente, más amable, más entusiasmada por la vida. Alguien que quiero volver a ser. ¡Ahora mismo!
Es increíble que un solo aspecto de mi vida me haya cambiado hasta el punto de que yo misma me desconozca, aunque he de reconocer que hoy estoy más tranquila que nunca. Hace unos meses me invadía la desesperación por eliminar las condiciones que me han provocado este revés, por despertar un día y fingir que no existían y que yo no tenía motivos para no ser feliz. Ahora sé lo que tengo que hacer y cómo, ya tengo un plan y sé que no será fácil, pero estoy dispuesta a ir cambiando poco a poco mi vida o, mejor dicho, recuperarla y recuperarme.
Esto pasa cuando se nos olvida quiénes somos y qué queremos de nosotros mismos, lo más difícil es encontrar el camino de regreso. En eso estoy. :)

1 comentario:

  1. Es curioso, pero como que a veces uno necesita justamente 'perderse' para encontrar un mejor camino. Qué alegría leerte así. :D

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