No hay falla, llega el viernes, es día de hacer planes, festejar el fin de la semana laboral y disfrutar el inicio del fin de semana, de esos poco más de dos días que tenemos para hacer 'lo que se nos dé la reverenda gana', pero, para mi, nunca serán como los espero.
Creo que no ha existido un sólo viernes en el que los planes que hago salgan tal y como los tenía pensados, siempre hay más o menos modificaciones; salir más tarde del trabajo, tener un compromiso familiar, que nadie quiera salir porque la semana fue muy pesada, que los demás ya tengan otros planes que no me incluyen, algún desperfecto automotriz o todos los anteriores.
Así que he decidido rendirme, ya saben lo que dicen, 'si no puedes contra ellos...', a partir de ahora dejaré que los viernes sean como quieran, no haré más planes y si de repente algún viernes vuelve a resultar espectacular, será porque él quiso serlo.
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